Enrique Rojas en el Hombre Light (1992) desarrolla algunas ideas en torno al hombre de la sociedad del consumo.
(...) Así como en los últimos años se han puesto de moda ciertos productos light -el tabaco,
algunas bebidas o ciertos alimentos-, también se ha ido gestando un tipo de
hombre que podría ser calificado como el hombre light.
¿Cuál es su perfil psicológico? ¿Cómo podría quedar definido? Se trata
de un hombre relativamente bien informado, pero con escasa educación humana,
muy entregado al pragmatismo, por una parte, y a bastantes tópicos, por otra. Todo le interesa, pero a nivel
superficial; no es capaz de hacer la síntesis de aquello que percibe, y, en
consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que
lo acepta todo, pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta. Todo
se torna en él etéreo, leve, volátil, banal, permisivo. Ha visto tantos
cambios, tan rápidos y en un tiempo tan corto, que empieza a no saber a qué
atenerse o, lo que es lo mismo, hace suyas las afirmaciones como «Todo vale»,
«Qué más da» o «Las cosas han cambiado». Y así, nos encontramos con un buen
profesional en su tema, que conoce bien la tarea que tiene entre manos, pero
que fuera de ese contexto va a la deriva, sin ideas claras, atrapado -como
está- en un mundo lleno de información, que le distrae, pero que poco a poco
le convierte en un hombre superficial, indiferente, permisivo, en el que anida
un gran vacío moral.
Las conquistas técnicas y científicas - impensables hace tan sólo unos
años- nos han traído unos logros evidentes: la revolución informática, los avances de la ciencia en sus diversos aspectos, un orden social más justo y perfecto, la preocupación operativa sobre los derechos humanos, la democratización de tantos países y, ahora, la caída en bloque del comunismo. Pero frente a todo ello hay que poner sobre el tapete aspectos de la
realidad que funcionan mal y que muestran la otra cara de la moneda:
a) materialismo: hace que un individuo tenga cierto reconocimiento social por el único
hecho de ganar mucho dinero.
b) hedonismo: pasarlo bien a costa de lo que sea es el nuevo código de comportamiento,
lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vacío de sentido y la
búsqueda de una serie de sensaciones cada vez más nuevas y excitantes.
c) permisividad: arrasa los mejores propósitos e ideales.
d) revolución sin finalidad y sin programa: la ética permisiva sustituye a la moral, lo cual engendra un
desconcierto generalizado.
e) relativismo: todo es relativo, con lo que se cae en la absolutización de lo relativo; brotan así unas reglas presididas por la subjetividad.
f) consumismo: representa la fórmula postmoderna de la libertad.
Así, las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los
últimos años son, al principio, contempladas con sorpresa, luego con una
progresiva indiferencia o, en otros casos, como la necesidad de aceptar lo
inevitable. La nueva epidemia de crisis y rupturas conyugales, el drama de las
drogas, la marginación de tantos jóvenes, el paro laboral y otros hechos de la
vida cotidiana se admiten sin más, como algo que está ahí y contra lo que no se
puede hacer nada.
De los entresijos de esta realidad sociocultural va surgiendo el nuevo hombre light, producto de su tiempo. Si aplicamos la pupila observadora nos encontramos
con que en él se dan los siguientes ingredientes: pensamiento débil, convicciones sin firmeza, asepsia en sus
compromisos, indiferencia sui generis hecha de curiosidad y relativismo a la vez...; su ideología es el
pragmatismo, su norma de
conducta, la vigencia
social, lo que se lleva, lo que está de moda; su ética se fundamenta en
la estadística, sustituía de la conciencia; su moral, repleta de
neutralidad, falta de compromiso y subjetividad, queda relegada a la intimidad,
sin atreverse a salir en público.
¿Cual es la influencia de las TICs en este contexto?